En un periódico de los años 50 leí un artículo sobre Santa Cruz de la Zarza y su historia, se narraba por un viajero que llegaba en tren y describía nuestro pueblo así:
"Santa Cruz es manchego, pero no tanto como quiere el mapa. La llanura de la Mesa de Ocaña llega hasta las mismas casas del pueblo con todas sus características, pero a partir de las casas, y por mucho que se empeñe la cal, Santa Cruz es otra cosa. Yo, diría que es un paisaje de transición, la llanura se riza ya en suavidades carnales, se aúpa en las colinas terrosas y se anima, en ocres serenos, rojos vivos, blancos de plata oxidada y ya campa por sus respetos de olivo verdeando los vallejos o despeinando las lomas. Y hacia el sur, rompiendo la monotonía de las tierras blancas, hay alamedas y viñedos que en ningún momento han perdido su vigencia. Desde el altozano en que se asienta la Parroquia de Santiago hallarán los pintores un incentivo único para su paleta.
El pueblo, es un conglomerado de casas más bien bajas al que parte en dos un barranco que llaman de San Juan y es calle. Las casas suben o se derraman por las vertientes en teoría de un barrio moruno. Sobre cada promontorio, una iglesia; en uno la de San Miguel Arcángel, y todavía más en alto, la de Santiago Apóstol. Luego hay cien veletas sobre otros tantos chapiteles; son las de los conventos, viejos palacios y mansiones hidalgas que le hablan a usted de que por aquí pasó el viento de nuestra mejor historia y dejó su huella..."
Texto sacado de la introducción a “Los Legados de la Tierra”
Juan Pedro Yunta Manzanares
Archivero Municipal
